Un piso que abraza el lujo silencioso en el barrio de Salamanca (Madrid)
Aránzazu Díaz Huerta para Nuevo Estilo.
Lejos de la ostentación y el maximalismo, el interiorismo de esta vivienda reinterpreta el significado del lujo a través de la sofisticación atemporal y el cuidado de los detalles.
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El equipo de Anouk de Lesparda acaba de rediseñar este piso de 170 metros cuadrados, transformando cinco dormitorios, dos suites, baños, cocina, salón-comedor y lavadero en un oasis de paz y armonía. Las vistas a la calle Villalar de Madrid enmarcan este escenario de serenidad en el que cada elemento ha sido cuidadosamente seleccionado. Más allá de las tendencias efímeras, el lujo silencioso que define el nuevo interiorismo, se determina por la búsqueda de la elegancia y la sofisticación a través de la simplicidad. Espacios serenos y armoniosos donde la calidad de los materiales y la funcionalidad se fusionan para crear ambientes de bienestar y exclusividad sin necesidad de ostentación.
Según Anouk de Lesparda, ”el objetivo era crear un hogar acogedor y humano que reflejara la personalidad de la familia que lo habita. La paleta de colores neutros se complementa con acentos vibrantes para crear un equilibrio entre calma y vitalidad en cada espacio”.
La elección de muebles y accesorios, junto a la luz natural que baña cada estancia, completan la atmósfera de lujo sin estridencias.
El arte juega un papel fundamental en este proyecto, enriqueciendo la experiencia estética y emocional del ambiente. Obras abstractas con líneas limpias y colores neutros dialogan con el estilo minimalista del espacio, revelando la personalidad única de la familia.
La cocina dispone de una isla central con taburetes. El mobiliario es de líneas sencillas y minimalistas, con los frentes en color blanco.
Las habitaciones juveniles son un reflejo del estilo personal de cada una de las hijas, aunque ambas estancias gozan de un toque de romanticismo minimalista que puede apreciarse en la paleta cromática de tonos serenos y en la elección de muebles y accesorios. Para añadir dinamismo, en cada dormitorio se pintó una de las paredes en un tono de contraste (lavanda en una y verde oliva en la otra, según los gustos de sus propietarias).
Las láminas que decoran las paredes muestran la personalidad de las adolescentes, al mismo tiempo que sirven para mantener la armonía cromática.
En ambos baños, la madera y los tonos neutros son protagonistas, siguiendo con la estética minimalista refinada que prima en el resto de la vivienda y que concibe ambientes de paz y sosiego.