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Esta casa tiene los 43 metros cuadrados mejor utilizados de Madrid: de antigua portería a un pequeño y colorido loft con ideas de almacenaje súper ingeniosas

Aránzazu Díaz Huerta para Nuevo estilo.

Con tan solo 43 metros cuadrados, esta vivienda supone una oda a la funcionalidad y la estética, donde cada centímetro cuadrado cuenta y cada elemento tiene un propósito.

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En pleno barrio de La Chopera, a solo unos pasos del Matadero y de una amplia oferta de ocio, gastronomía y cultura, se encuentra esta original vivienda que, antes de convertirse en un loft de diseño moderno con doble altura, era la antigua portería del edificio. El equipo de Anouk de Lesparda fue el encargado de obrar el milagro inmobiliario, transformando los 43 metros cuadrados en una vivienda dotada de colores vibrantes e ingeniosas soluciones de distribución y almacenaje.

Por ejemplo, la escalera pintada en un tono vibrante, es mucho más que un elemento funcional. Integrada en el mobiliario del salón, no solo conecta las dos plantas, sino que se convierte en el corazón del espacio, ofreciendo continuidad visual. Sus cajones y estantes ofrecen un amplio espacio de almacenamiento sin restar protagonismo al diseño, mientras que su interior revela un azul metálico que contrasta con el rojo arcilla del exterior, añadiendo un toque de color y dinamismo al ambiente.

Uno de los recursos que permitieron aprovechar al máximo la superficie fue dejar el espacio abierto y zonificarlo con la ayuda del mobiliario a medida. De este modo, el mueble del recibidor se diseñó para dar privacidad al salón desde la entrada de la vivienda, pero sin llegar al techo, dando ligereza especialmente cuando es visto desde arriba.

Sus dos puertas de espejo, además de crear una nueva zona de almacenaje, aportan una sensación de profundidad y amplitud. Asimismo, como una de las puertas es corredera, permite variar la configuración para dejar visible el interior del armario o dejar abierto el nicho que conecta el recibidor con el salón.

Otra de las claves que han logrado revalorizar el mueble ha sido aumentar la superficie habitable 10 metros cuadrados. Y es que los altos techos ofrecían una oportunidad difícil de ignorar: crear una entreplanta sobre la cocina para acoger el dormitorio.

El espacio más zen: el dormitorio

Al subir al altillo, nos encontramos un amplio dormitorio con altura suficiente y excelente ventilación. La estancia respira armonía y serenidad. Elevada sobre el resto de la vivienda, se ha eliminado todo accesorio superfluo, dejando solo los elementos esenciales.

El colchón descansa directamente sobre la estructura de la entreplanta, al más puro estilo asiático. A modo de cabecero, tenemos un práctico armario empotrado hecho a medida, cuya profundidad permite almacenar maletas y otros objetos voluminosos.

El diseño minimalista acentúa las líneas rectas y otorga protagonismo al blanco. Los acentos de color los aportan la ropa de cama y los pocos accesorios decorativos, dando como resultado un ambiente sereno, perfecto para descansar.

Este proyecto confirma que a través del color es posible transformar un espacio reducido en un hogar lleno de personalidad.

Los tonos neutros y serenos crean una base sólida sobre la que se construye una estética contemporánea y minimalista. Sin embargo, es el uso audaz de colores vibrantes lo que aporta carácter y dinamismo al espacio. El azul del sofá, en contraste con el rojo arcilla del mueble del salón, es un claro ejemplo de esta combinación atrevida.

Este juego de contrastes cromáticos añade profundidad visual y genera un ambiente estimulante.

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